El alquiler turístico se está convirtiendo cada vez más en un factor clave en el sector inmobiliario. Es un mercado al alza con alta demanda en las grandes ciudades, que está convirtiendo este mercado en una opción muy atractiva.
El 66% de los arrendatarios que alquilan viviendas turísticas calcula que obtiene un beneficio entre un 5% y un 15% superior al del alquiler residencial.
Pero al realizar estos cálculos hay que tener en cuenta una serie de factores que pueden inclinar la balanza hacia el otro lado.
Por un lado hay que tener en cuenta la gestión que conlleva este tipo de alquiler, hay que gestionar el check in, el check out, mantener la limpieza y tramitar las reservas.
Por otro es importante conocer el tratamiento fiscal de estos alquileres. Los ingresos obtenidos por cualquiera de los dos tipos de alquiler deben reflejarse en la declaración de IRPF. Sin embargo, los ingresos obtenidos por el alquiler residencial tienen un tratamiento fiscal más ventajoso, pues el casero puede aplicarse una reducción del 60% cuando la vivienda sea la residencia habitual del inquilino.
En cambio el alquiler turístico no tiene ningún tipo de deducción y los ingresos que obtiene el contribuyente por esta vía tienen la misma consideración que los rendimientos de trabajo, por lo que deben pagar IRPF al tipo que corresponda.
Hay que tener esto en cuenta a la hora de analizar la rentabilidad y optar por una u otra opción.