Para una buena relación entre casero e inquilino es importante que cada uno tenga claro a qué gastos debe hacer frente.
Lo fundamental: lo que diga el contrato manda, la mayoría de los gastos son de libre pacto entre las partes, por lo que todo lo que quede especificado en el mismo determinará a quién corresponde asumir cada uno de los costes. La Ley impone cada vez menos reglas, pero se aplica en lo que no se especifique en el contrato.
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) explica en su artículo 20 que “Las partes podrán pactar que los gastos generales para el adecuado sostenimiento del inmueble, sus servicios, tributos, cargas y responsabilidades que no sean susceptibles de individualización y que correspondan a la vivienda arrendada o a sus accesorios, sean a cargo del arrendatario”
Gastos del Casero
- Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). Lo paga el propietario, si no se ha pactado de otra manera en el contrato de alquiler.
- La comunidad de vecinos. Normalmente es un gasto que corresponde al casero si en el contrato no se ha fijado de otra manera.
- Tasa de basuras. Aunque es el inquilino el que disfruta del servicio de recogida de basuras la responsabilidad corresponde en último término al arrendador, que puede repercutir el gasto al inquilino si se establece de ese modo en el contrato de alquiler.
- Seguro de la casa.
- Seguros de mantenimiento de calderas u otras instalaciones.
- Averías de los electrodomésticos e instalaciones. Sólo pagará el inquilino cuando la avería sea mínima: un piloto, un filtro…, o bien si se demuestra que la culpa ha sido del inquilino.
- Reparaciones o averías consistentes en el arreglo, renovación o sustitución de alguno de los elementos que componen la casa.
Gastos del inquilino
- La renta mensual fijada en el contrato de alquiler.
- Los gastos de suministros de agua, luz, gas, teléfono o internet.
- Los desperfectos por el uso ordinario de la vivienda. El inquilino pagará los daños que él o sus visitas causen (por ejemplo la rotura de un cristal). También se encargará de los pequeños gastos por uso cotidiano (por ejemplo el cambio de bombillas o la correa de una persiana)
El mejor consejo es establecer una relación de diálogo y respeto mutuo entre casero e inquilino y ante cualquier situación negociar sin pelear.