Si disponemos del dinero puede ser una buena idea invertir en una reforma y modernización de nuestra casa antes de venderla. Podemos incrementar su valor hasta un 25%, según los expertos, sobre todo si la vivienda se encuentra bien ubicada.
Además para el comprador puede ser difícil encontrar la financiación para acometer la reforma en una casa muy deteriorada, ya que el valor de la tasación será bajo y la hipoteca que se puede obtener va a ser reducida. Por lo que en muchos casos se prefiere buscar viviendas ya rehabilitadas.
Lo primero que debemos hacer es pedir presupuesto para saber si el coste de la obra se ajusta a nuestro bolsillo. A modo orientativo una reforma estética para un piso de unos 90 m2, nos puede costar entre 3.000 y 5.000 euros; una reforma integral estándar costaría entre 8.000 y 10.000 euros; y si además incluye mejoras energéticas supondría un desembolso de entre 12.000 y 14.000 euros, una inversión que supondría después al comprador un ahorro en el consumo energético y que permitiría incrementar el valor patrimonial del inmueble en un 25%.
Es por tanto una opción interesante, ya que además de la revalorización del inmueble existen ayudas para la rehabilitación en muchas Comunidades Autónomas.
Si no disponemos del dinero para invertir en la rehabilitación, habrá que adaptar el precio al estado del inmueble, ya que el comprador tendrá que asumir el gasto de la reforma dentro de su presupuesto para la vivienda. Tiene la ventaja de que podrá acometer la reforma a su gusto, aunque puede hacer más difícil la venta, pues en muchos casos, el comprador no es capaz de imaginar las posibilidades de la vivienda una vez reformada.
Para ello puede ser una gran idea con una inversión muy pequeña contratar a un profesional que nos haga una reforma virtual.
De este modo podemos ofrecer una propuesta de rehabilitación en 3D, aportando una idea de lo que se puede hacer con ella, con la ventaja de que el comprador podrá efectuar las modificaciones que considere para adaptarla a su gusto.
¿Cuál es tu opción?